Formas de estar en común ante el COVID 19.

por | Mar 28, 2024

Pensar lo común como composiciones de distancias y cercanías, es pensar las distancias como una forma de protección, como una forma de común cuidar ante el peligro que nos ascidia, que deciden protegerse en amorosas distancias.

Pensar lo común como composiciones de distancias y cercanas es pensar que en la distancia, lo que se cancela, lo que se suprime es el contacto físico, el roce, el abrazo tangible , corpóreo, sustancioso, es decir , se suspende el encuentro, pero las cercanas siempre están ahí, siempre están disponibles, siempre están latentes como una llamarada que solicita el estar ahí casi sin saberlo, es un estar ahí cuando se las necesita se las evoca con el pensamiento, con formas enunciativas que no necesariamente evocan al encuentro.

El estar ahí como cercanías que no necesitan resguardos, ni pactos ni posesiones, las cercanías no poseen propiedades, sino que son nacidas de una mirada, de un instante, de un una palabra de una contención que no necesariamente se dan en la presencia, en el encuentro, sino en el sentimiento que los conduce al encuentro, el pensamiento que los direcciona hacia un estar en común cuidado.

Las cercanías no producen lazos, no ahogan, no aprietan, no piden condiciones no fomentan sujeciones, las cercanías liberan, no son adhesivas no son viciosas en el sentido de posesión. Las cercanías repelan la compulsión de pertenecer, están presenten ante la necesidad de estar disponibles, como un estar ahí cuando se las necesite.

Pensar en esta idea de cercanías como un estar disponible , se me vienen a la mente innumerables situaciones, como por el ejemplo, ante la enfermedad de una sensibilidad amorosa, o ante la muerte eminente, ante este momento en donde se clausura el encuentro físico, o donde se clausura lo corpóreo por una necesidad del común cuidado como en este caso actual de la pandemia por el COVID 19, el estar sin demandas, acompañando a sensibilidades amorosas, a sensibilidades que coincidieron en un instante en los caminos de las decidías.

Muchas veces lo inevitable ante la muerte, es el estar ahí, aunque no se diga nada, aunque no haya nada por decir, acompañando a sensibilidades dolientes con ideas y sentimientos se acompaña el morir.

Marcelo Percia plantea que el momento de la muerte, el momento de la despedida es la última gran Azaña del amor ante lo inevitable, en ese momento las cercanías acompañan silenciosamente, en silencio acompañando con el silencio, con el pesar, con el dolor ante lo irreductible, ante lo inmensurable.

Creo que en estos momentos debemos fomentar cercanías, donde lo que opera es un aislamiento , pero no cualquier tipo de aislamiento, pensarlo de este modo, es pensar un distanciamiento que tiene que ver con los cuidados, en estos momentos aparecen disponibilidades que ponen a jugar el cuerpo en otro registro, el cual se ofrece como un sostén ahí donde el escenario es un aislamiento, por ejemplo el distanciamiento posibilita cercanías a partir de un llamado, un mensaje, un pensamiento , una llamarada, una videoconferencia.

 Este momento actual podría pensarse como un replanteo de ese estar en común amorosamente en cercanías y distancias, es un momento que nos posibilita pensar el estar disponible como una forma más amorosa de acompañar, de sostener, de cobijar sin esa necesidad de posesión, de querer sujetar, de querer apropiarse de las sensibilidades como propiedades personales.

 Las sujeciones no amparan el común cuidar, sino que las destruyen, las absorben en nombre del cuidar, pero las amaran sin soltar, hechizando con exclusividad, se lastiman, se abusan, se explotan se encierran, se persiguen y se matan.

Por otra parte, los controles y las vigilancias son impuestos como mecanismos, como modos de cuidarnos ante el miedo que provoca un peligro, es la cara inversa de un común cuidar, de una amorosa distancia.

Estas políticas de control alientan amenazas y fomentan individualidades, prescriben acatamientos, dependencias y sumisiones, castigan y vulneran generando miserias, dolores, desigualdades.

Estos controles y vigilancia proclaman no ser ni buenos ni malos, sino que su función es proteger y lo llevan a cabo dominando.

Estos mecanismos de control se encubren bajo el manto de instituciones que ejecutan y hacen cumplir decisiones políticas y económicas que afectan y vulneran a una población haciendo querer esas decisiones.

En estados de miedo y terror, estos controles y vigilancias en lugar de ofrecer cariño generan violencias, en lugar de generar caricias ofrecen golpes y en lugar de ofrecer contenciones ofrecen sujeciones.

 

Vanesa Gaudencio

Vanesa Gaudencio

Psicóloga Profesional

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